Te juro que pensé que seríamos libres. No creí en que las cosas podrían tomar tal curso, y menos que yo sería la responsable. ¿Te has detenido a pensar sobre lo que seríamos hoy de no haberos detenido aquel día, en aquella calle? Yo sí, cada día, mientras extiendo el mantel sobre la mesa vacía y le hablo a mis fantasmas envasados. Ellos vienen a mí, porque yo aún no puedo dejarte; y no quiero hacerlo nunca. Prefiero la cadena del recuerdo a la libertad de esta soledad viciosa que me acecha. Sueño a veces con que un día me dirás que todo está bien, que todo será mejor en nuestra vida. Tal como la noche antes al día en que tomamos nuestras maletas rumbo a la nada, y tu ex marido se plantó frente a ti, mientras yo cruzaba la calle. Y presa de la impotencia, pudiendo yo nada y quienes te rodeaban todo, vi como la vida se te escaba por las entrañas como dando vida, pero esta vez, devolviéndosela a la vida misma. Quizás un día la pandemia de la locura me lleve lejos de tu recuerdo, pero mi