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Mostrando las entradas de noviembre, 2010

Caracolas

Alguien me sonríe. Desconcertante. Francamente. Detengo mi paso acelerado y giro sobre mis talones. Él aún me observa con la sonrisa fija en los labios. Apenas distingo sus rasgos a través del cristal blanqueado: los ojos tímidos, la boca risueña. No sé qué hacer, no todos los días te sonríe un extraño a través de un cristal. Alzo la vista y me encuentro  frente a la facultad de economía de la Chile. Un cristal sembrado de caracoles delineadas me separan del desconocido. Me animo, y camino hasta el umbral. Un guardia me indica que a mi izquierda, como siempre, está la entrada a la exposición. Me detengo en la puerta y busco con la mirada al desconocido sonriente. Detenido en la nada, ahora con los ojos vidriosos y la boca sorprendida, rodeado de caracolas. Me acerco con soltura, los extraños no me intimidan. Son las caracolas de Neruda, una maravillosa colección, me comenta con voz temblorosa, mientras toma los colores de una granada, y parecías una sirena. ¿Por lo encantadora, o

Mujer en jaula

Mujer en jaula desnuda como el cielo limpio de verano. De plata y marfil como la luna enérgica como la tierra contenida como la lava. Esclava de la ira hermana de la nada. De sellado destino, por extraños marcados. Callas como mandan bailas como marcan. Aprendes a bailar canciones nunca escuchadas. Te encuentro en un camino más certero que tortuoso tu espalda cansada sostiene el mundo entero. Cuesta arriba van tus pasos doble esfuerzo para un doble pecado. Pecado nacer mujer pecado amamantar al hombre que un día de limpio cielo querrá marcar la danza de otra, como tú, mujer en jaula.

Ojo rojo

Mi ojo está rojo. Maldito derrame. Siento que late, siento que aulla. Pareciera que mi ojo quiere ahogarse en mi propia sangre. Mi ojo rojo late, palpita fuerte, como un nuevo corazón inserto en mi rostro. Mi ojo rojo suspira, se agita, late. Quiero que se detenga. Que se desangre. Que vuelva a ser puro y limpio. Quiero que sane. Quiero que viva. Mi ojo rojo, rojo como la sangre. Rojo de sangre. Rojo de ira. Mientras que mi otro ojo, sólo lo mira.

Viajando en ti

He recorrido muchos lugares. Muchos caminos he conocido, muchas encrucijadas he salvado. He bajado al mismo infierno, y surcado todos los círculos del purgatorio. Escalé el Sinaí buscando la paz, y sólo hallé rocas de sal. Me sumergí en un mar muerto en medio de la nada, ahí encontré paz. He buscado tantas cosas, he cruzado tantas llanuras, que hoy mis pies cansados ya no quieren seguir. Vagué por los límites de la locura, y conocí la umbría región de la desesperanza. Tantos caminos, tantos compañeros. Siempre victorioso. Siempre gallardo. Pero este último viaje me lleva a mal destino. Giré a la derecha sobre tu piel, y caí en la sima de tu seno. Me deslicé entre las rocas, no imaginas mi gran esfuerzo. Errante y desesperado penetré en tu ser desenvuelto. Perdí la brújula de mi conciencia entre la enramada de tus cabellos. Y ya no supe como regresar. Pues me he perdido en el planeta de tus ojos.

IV

Ausente, como la muerte al mediodía. Distante, como el claro de luna que tu rostro ilumina. Amante, como ese secreto que ahoga las penas. Sobreviviente, como hija de diosas que cae al averno. Caminante, insaciable de senderos, de pecados carnales.

En tu vaga sonrisa

A  D. F. K . Te pierdes entre frías columnas y vagas sonrisas. Te distingo en medio de la nada, en el corazón bullicioso de aquella que nos une. Tu sonrisa ilumina como el sol que te baña, tus ojos sonríen como el cielo estival. No te hablo, no te busco. Te observo en silencio tras ahumados matices. No te escucho, no te veo, finjo perderme en la rutina de las vagas sonrisas. Por ti haría sonreír hasta las columnas que te rodean. pero nada de lo que haga llevará tu nombre, pues mi nombre no está ni la más vagas de tus sonrisas.

III

Deshace los abismos que nos separan. El vestido es sólo una idea. Tu piel cambia; la pasión queda. Dime entre sombras qué te parece más real. Tómame en acto, soy tuya en potencia.