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Mostrando las entradas de octubre, 2010

De tres en tres

Brota Sacude Macilla La vena que rebasa El tinte infinito Susurra Amilana Castiga El verbo marchito Que manda besar Acude Sostiene Deshonra La luz grisácea Que esconde las horas Rebasa Besa Esconde La luz marchita al verbo Teñido de grises horas Venas infinitas

Las palabras

Para que tú me oigas mis palabras se adelgazan a veces como las huellas de las gaviotas en las playas. Neruda Hay días en que pienso más lento. Como si las palabras resbalaran porla espalda de mi mente o se deslizaran como orugas sobre la corteza del árbol de la ciencia. O fueran hechas de sílabas saviosas, letras de amargas mieles, sones de lodo cenagoso, cadencias de cera tibia... Y las palabras esquivas se contornean frente a mis ojos, como burlescas meretrices que no permiten que me adormezca con su perfume. Y las observo, como frutas maduras de un árbol en medio del desierto, como a la luz del sol durante un ecplise. Y las maldigo; y ellas me devuelven su maleficio silenciador.

Reflexus III

Mírame, soy la misma que viste ayer, hace un mes, la que amaste un noche, aquella que conociste hace un año. Mírame y dime por qué me amaste. Mírame y dime qué temes de mí. Mírame. Tengo los mismos defectos y virtudes. No soy de cera; los días pasan e igual me mantengo; no hay parafina en mí que se evapore con el sol, y mi figura se deshace entre rumores. Soy la misma de ayer, dime ahora por qué tú cambiaste tanto. No soy hoguera ni vid; no me he convertido en cenizas, ni he de embriagarte con dulces palabras. Soy la misma de ayer, dime ahora en qué fallamos. No soy haz de luz ni cierta umbría; no me desintegro en colores ni alegorías, no confundo tu paso ya difuso. Soy la misma de ayer, dime ahora qué hizo de nosotros la vida...

Contra raza

Imagen
Cuando nací le dijeron a mi mamá que me pusiera un apellido normal, un apellido como la gente. Llegué a este lugar buscando una oportunidad; un espacio; cansada de ser extraña en la tierra de mis ancestros. Expulsados, errantes, mi familia caminó siglos entre el límite del silencio y la extinición, represión. Un dictador dijo que no existíamos, que sólo eramos chilenos; nacionales de una nación que nos nrobó, ultrajó y humilló. Me miro al espejo mientras me cepillo el cabello, negro y lacio como el de mi madre, tengo también sus ojos, pero llenos de agua como mi papá, a quien nunca vi. Siempre digo que nací de mi madre sola, como el pehuén nace de la tierra sola; el agua vino y se fue, se escurre como mi padre sin nombre. Tengo las mejillas tostadas como mi abuela, tostadas como la harina demasiado tiempo al fuego. Me río ahora, d eniña era distinta de todos; no era como los niños de la ciudad; y mis primos se reían de mis ojos de cielo, sin las lumbreras que mi pueblo ostenta

La princesa y el ogro

Hay mañanas en que la luna se niega a dejar el cielo, y la noche no quiere recogerse. El sol parece no brillar, decía una niña a su madre, mientras esta la abrazaba fuerte. Yo quiero ver mariposas mamá, cuéntame un cuento mamá. La madre la presionaba contra su pecho, y con un suave murmullo intentaba silenciar a su hija. Te prometo amor mío, que si callas saldremos de esta, y ahí te contaaré un lindo cuento con un final feliz. Quédate aquí y piensa en ese cuento que tanto te gusta mi vida, ese del elefante que bebe champañay alzaba el vuelo con sus orejas como alas. Un grito seco la interrumpió. Golpes, sonidos rotos, un disparo. La niña comenzó a llorar. La mujer regresó al armario en que había escondido a su hija. Salpicada de sangre, la tomó en su brazos y le cerró los ojos. La subió al automóvil y echó a andar. Érase una vez un ogro malo. ¿Muy malo mami? Sí, el mas malo de todos, que tenía a una reina y a su hija la princesa prisioneras de una torre de mármol... En la sala de estar

Reflexus V

Que fácil parece en las letras llevarlo al corazón es el problema.