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Los votos de ayer

Se había convencido de que el presente era el mayor tesoro con el que contaba. Así, la buena nueva corría de pantalla en pantalla, por todas las redes sociales. Una gran victoria se había llevado el pueblo. Hacían historia en las urnas una vez más, esta vez lucía esperanzadora. Los pactos opresores de siempre habían cedido espacio a nuevos rostros. Las pantallas lo confirmaban en cada hogar. La alegría esquiva con nuevos colores llamaba a la puerta. El canto de victoria estaba en boca de las mayorías, esta vez de las oprimidas. Sin regocijar esta vez a los opresores. Se acercaba la media noche y aún faltaba la mitad de los votos. Entonces cundió el espanto, comenzaba el conteo de los votos acumulados al fondo de las urnas, aquellos emitidos el día anterior. Los votos fueron sacados en orden, un tanto aleatorio, pero no lo suficiente, y pasada la medianoche comenzaron a aflorar. Así las brechas de la esperanza se acortaron y comenzó a decaer el espíritu triunfador. Las distancias cesaro

Inspección personal del tribunal

Al iniciar la conversación con la señora Micaela y consultada acerca de  su nombre , no contesta.   Consultada de cómo llegó hoy al tribunal, no contesta.   Consultada de cuáles actividades realiza durante el día, no contesta.   Ante diversas preguntas sobre la actualidad nacional, doña Micaela parece sonreír bajo su mascarilla, pero no consigue contestar.   Mantiene durante toda la audiencia una actitud cordial y aunque parece escuchar las preguntas, no las contesta adecuadamente.   Entonces comienza el momento desagradable, aquello para lo que fuimos convocadas.   Luego de años de estudios, la medicina ha logrado integrar sus avances a la administración de justicia. Una de aquellos aportes justamente era la prueba a la cual someterían aquella mañana a Doña Micaela.   Una de las características observadas en todas las sobrevivientes de aquella extraña enfermedad, era la capacidad de recordar con total precisión el día en que había comenzado su martirio.   Así, la jueza se plantó frent
"La lluvia será la música que despida nuestros últimos pasos juntos" Yo nunca quise extrañarte. Pero imaginé tu desnudez, y la calidez de tu pecho. Yo no quería extrañarte, pero hoy es jueves, y me invade la nostalgia de mitad de semana. Una vez que te dije que odiaba extrañar las cosas que nunca regresaran, mas prefiero creer que un día cualquiera tocarás mi puerta, y beberemos juntos una copa de vino. Hace poco llovió, y en las calles anegadas estaban grabados nuestros paseos al atardecer. Hace poco cayó la última hoja, y en ella estaba escrita nuestra última promesa. Y si bien ya no te extraño, a veces quisiera tenerte cerca, o al menos ver tu sonrisa de cuando en vez. La gente muere cuando la olvidas, y ya comienzo a perder el brillo de tus ojos. Y no quiero dejar flores sobre la losa de nuestra historia. No quiero perder tu sonrisa, ni el calor de tus manos. Quiero el perfume de tus cabellos, y tu abrazo cercano. No quiero que te conviertas en las cenizas

Amo amar

Mi corazón está rebosante de amor Yo una vez amé Y me quedo amor para siempre Me enamoré del amor Como me enamoro hoy de ti Como me enamoro mañana Porque amo el amor s incero El que ama por amar No el embustero A labios sinceros Yo quiero  mañana besar

Nuevo Día, Nuevo Hombre

Del cielo caía como lluvia, y de la tierra brotada como hierba. Eran los tiempos del olvido, donde los viejos dioses eran losas frías y nuevos colores daban respuesta a los desconsolados. La esperanza y la inocencia se tranzaban a bajos costos, como si la moral humana tuviera valor o precio.  Las auroras eran grises y el crepúsculo se matizaba con el eterno fulgor de la ciudad. Sin días ni noches. Relojes que contaban  horas infinitas, esperando un manto obscuro devorado por el avance del Nuevo Día. Cuando anunciaron el Nuevo Día, como la buena nueva de la Iglesia del Descontento y lo Desechable, todos se arrodillaron ante el alzamiento del Nuevo Hombre. El Nuevo Hombre entró en cada hogar y en cada escuela, portando la luz eterna del Nuevo Día, del resplandor infinito, dejando atrás aquellas noches de temor y dolor que azotaron a la humanidad desde sus inicios. Era esperanza, era la respuesta a las súplicas de miles de castigados por el oscuro lado de la vida.  Y en cada hogar

Conversación con una extraña III

Que la sonrisa no se te pierda, dijo la mujer mientras me devolvía un papel arrugado, que la sonrisa es lo único que no vale la pena perder.