IV

Ausente,
como la muerte al mediodía.

Distante,
como el claro de luna que tu rostro ilumina.

Amante,
como ese secreto
que ahoga las penas.

Sobreviviente,
como hija de diosas que cae al averno.

Caminante,
insaciable de senderos,
de pecados carnales.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Yo no vivo, sólo existo

Espera Matutina