Hermoso día para morir
A Tamara y Nathalia, dos de mis musas predilectas. Aquel día todo parecía perfecto. El cielo más azul que siempre. El perfume de las flores más dulce. El verde de sus ojos más vivo. Todas las cuentas saldadas. Todos los rostros alegres. Todas las sábanas limpias. Un día perfecto. Un día perfecto para morir. Y decidió vivir aquel día como el último. Y el siguiente. Y todos los que estaban por amanecer. Después de todo, todos los días podían ser perfectos para alguien, asi como cada día podía ser el último.