A orillas del camino, espero

La tierra es sucia porque nadie la quiere.

El desierto es seco por esencia.

Las idas son tristes porque dejan a alguien atrás.

Los hombres somos débiles por ser hombres.

El sol ilumina porque no puede apagarse.

Las lágrimas son de sal porque secan un mar de sueños.

Yo sigo aquí porque no tengo adónde ir. Como un ángel de alas rotas, como una sirena desterrada que entona letanías al viento, como el árbol que florece en primavera y deshoja en otoño.

Continúo a orillas del camino, esperando recordar el porqué sigo aquí. Respiro porque no puedo detener mi corazón. Suspiro porque no tengo nada que extrañar.

El cielo se resquebraja sobre mi cabeza, y sólo tengo mis manos para protegerme.

La hierba crece y sólo tengo mis ojos para buscar el difuso camino.

Soy un caminante frustrado, un caminante jamás ha de extraviarse, y yo me perdí en la pradera de tus ojos.

Cansado y perdido, busco el camino de regreso, pero la hierba crece y me atrapa en el verde abrazo de la locura, de tu verde locura.








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