Tu nombre en la cascada
Algunas veces sueño con el ayer. Cuando recorríamos aquellas perdidas calles. Sin hablar mucho, conocíamos nuestros pensamientos, sin mucho expresar, nos comprendíamos. Tiempos aquellos en que la verdad era diminuta, y la maldad algo más sencilla. Desconocíamos la mentira, desconocíamos las malas intenciones. Éramos seres etéreos, diáfanos, no ocu ltábamos nada. Como una flor que da su perfume sin importar quien la desenraice, como el ave y su trino matutino, como la cascada que baña la roca… Sin importar donde fueras, eras tú, en todo tu esplendor. Pero las reglas han cambiado. Ya no eres tú. O ya no eres la que cono cí una vez, hace años. Aquella que me saludó con su retraída sonrisa, y sus amplios ojos… Ya no eres la muchacha de mirada franca, y transparente. Ya no eres la mujer que quise, más aún daría mi vida por ti. Sé que has cambiado conforme lo ha exigido tu vida, y comprendo. Y aún así correría a tu lado con solo un débil llamado. Pero te desconozco. Y temo descon