Nostalgia

A todos aquellos que dejaron su tierra natal y se han enamorado del esquivo Santiago.

Te escribo desde un rincón de esta tierra varada en el tiempo, dónde soy más extranjera que envuelta en tu abrazo.

Te extraño. Extraño tu murmullo por las mañanas, y tus suspiros nocturnos. Extraño tu respiración agitada y tu oscuro aliento.

Extraño tus ojos de cristal tras los cuales se esconden millones de rostros, millones de historias; extraño tus noches en vela, y tu sonrisa luminosa.

Extraño recorrer tus rincones cada día y cada noche, tu piel áspera y tórrida; tu corazón que llena de vida tus arterias congestionadas, que llena de vida mis días, que me envuelve en miles de sonidos y miles de sensaciones.

Extraño todo de ti. Incluso tu ceño fruncido, tus pies cansados al atardecer, el sudor que me invade cuando te recorro por completo, tus bruscos movimientos, tu paranoia intermitente, tus malos hábitos, tus malos pasos, tus oscuros secretos.

Extraño perderme en ti, y gozar de los placeres que ofreces sin límites. Extraño detenerme en una de tus esquinas y sentirme tuya, y sentirte mío. Vives en mí, y te doy gracias por permitirme que yo viva en ti…

Santiago, te extraño.








Entradas más populares de este blog

Yo no vivo, sólo existo

Espera Matutina