Culpables
Ya no llevo la cuenta, habría de ser una pérdida de tiempo enorme el contar cada uno de nuestros errores. Tú me acusas de no esforzarme, yo te culpo por no cooperar. Son tantos los dardos que nos lanzamos mutuamente que ninguno se esfuerza ya por protegerse, y ninguno coopera en busca de la paz.
No hay paz, sólo frágiles treguas entre dos desconocidos que se conocen desde hace años.
Irónica es esta vida, un día creí conocerte tanto, hoy comprendo que sólo amé una gota de agua en el mar de tus engaños. No te culpo, jamás terminamos de conocer a las personas, incluidas aquellas que amamos. No me culpes, una mujer jamás debe perder su misterio.
O quizás nos conocimos demasiado... Quizás nos agotamos el uno del otro, la rutina nos consumió, e inmersos en nuestro egoísmo no supimos ayudarnos mutuamente. O quizás nos amamos demasiado, y la llama se consumió presurosa dejándonos a ciegas en nuestro cuarto sin ventanas.
Si pudiera retroceder el tiempo, lo detendría hace mucho. Si fuera la reina de este juego me desplazaría de otra forma por el tablero de nuestro pasado; pero sólo fui un peón que avanzó, y avanzó a tu a lado, olvidando que el mundo está lleno de otras piezas. No te culpo, insisto, fuimos débiles, fuimos crueles, fuimos egoístas. Te quise para mí, y te obtuve; me quisiste para ti, y aún me tienes; olvidamos que el vapor no se puede encerrar por mucho tiempo, porque tarde o temprano se condensará y ya no será vapor si no agua, olvidamos que el alma sigue siendo libre a pesar de las cadenas con que intentemos de apresarlo.
No te culpo, ninguno se detuvo a tiempo, corrimos hacia el acantilado envueltos en la pasión y saltamos al vacío. Nos adentramos en un laberinto imposible de atravesar ilesos, y fuimos dañados en el camino.
Nos herimos el uno al otro, pero no te culpo, no puedes saber que pasa por mi cabeza, no puedes conocer mis temores sin que yo te los demuestre, no puedes conocer mis vicios sin que te reconozca mis pecados. Espero no me culpes tú tampoco, porque no puedo ver más allá de de lo que tú me dejes ver. Pues si pudiera ver a través de tus ojos, no serían mías estas palabras.
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