Tu maleficio
El cielo se iluminará esta noche por ti. Y hasta la luna envidiará tu existencia.
Yo te envidio, a veces. Cuando observo la libertad que rige tu vida. Nada de trabas, sin cadenas. Exhalas libertad, yo exhalo agonía.
Hay momentos en que te siento tan distante, como si vinieras de tierras lejanas, desconocidas incluso por la mente más elevada. Como si vinieras de otra época… Mi extemporáneo. Mi adorado extemporáneo. ¿Eres un hechicero acaso? Que has obcecado mis sentidos, y sólo veo tu figura danzar entre los astros, y en mis sueños te apareces y te sumerges en mi pecho.
Aún me pregunto qué me atrajo a ti. Quizás me lo pregunte por siempre. Siempre. Más preguntas que respuestas; y tú, esquivo, nunca quieres poner fin a mis dudas. Una vez leí que el secreto de para aburrir a los demás, era contar todo. Pero yo quiero saber todo de ti. Aunque escosa. Aunque abrase. Aunque desintegre mis ilusiones, siempre he de preferir la honestidad y la verdad, tu verdad.
Porque tu verdad ahora es parte de mi ser. Y junto a ti quiero caminar… quiero tomar tu mano, quiero unir a ti mi cuerpo. Quiero despertar cada mañana a tu lado.
Es extraño. Una vez me prometí no confiar en la gente, siempre lo hago. Siempre he terminado arrepentida de fallarme. Y nunca había roto una promesa con tanta facilidad, como cuando me perdí en tu mirada aquella noche y bebí la ambrosía de tus labios llenos.
Espero no rompas las tuyas.
Y si lo haces, nuevamente me prometeré no confiar en los demás.
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