Reflexus IV

Y llegó el día en que nada más se puede esperar. Hasta la copa más vasta tiene un borde que rebasa el vino añejo.
Beber gota a gota es la solución, o al menos dejar caer el contenido.
No quedará botella en pie luego de la batalla, será un triste paisaje exequial. Cristales rotos, cuyo brillo se pierde bajo las luces de la aurora. Me levanto y espero junto al umbral; la resaca del ayer aún pesa sobre mi frente.
Espero, espero, aún cuando no debo esperar.
Tomo mi copa vacía y la vuelvo a llenar, otros aterciopelados mancharan mis labios; mientras, buscaré otros caminos.

Comentarios

Gricelda Maria dijo…
Siento algo en este poema, algo que está a punto de estallar, algo viene, algo tiene, algo debe aparecer.
Besos y abrazos,
Griss

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