Nací mujer y no poeta.
Con un río en el pecho y en la mano un gorrión.
Mustia la boca, lagrimeante el corazón.

El nació poeta y no mujer.
Con los hombros resecos y una daga en la mano.
Rojos los ojos y de cera la piel.

Yo abro mis manos y dejo el gorrión volar.
Él abre las carnes, y así al mundo llegar.
Murmura exangüe mi boca
a sus ojos, pozos de ira.
Llora mi pecho como un río
que baña su impermeable piel.

La tierra me quiso mujer, poeta él.
Pero yo traje la vida,
el se bañó de dolor antes de nacer,
porque poco sabe el hombre de la vida,
nace y muere en seno de miel.
Crece, suspira, crea y avanza,
porque hombre y poeta
cae los pies de una mujer.

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