Yo confío
La cultura de la traición impone su mentalidad una vez más, confiar en los dientes es morder la propia lengua. Morder las palabras como frutas prohibidas, y callarse, y secarse, y consumirse en un aullido contenido.
Todos mienten, todos mentimos lo sé, lo sabemos, y lo desoímos. Y creemos y confiamos en el frágil puente de las relaciones. Padres, amigos y hermanos, sombras que siempre algo ocultan en su seno; y hasta la sima más profunda de la tierra, es incapaz de esconder tantos secretos como el alma humana puede hacerlo.
Yo bien sé que no debo confiar, más siempre abro trémulo el corazón y lleno de esperanzas, en ti confié, en ti confío, en ti descanso, en ti suspiro. Mas, por ti no doy la vida, por ti no arriesgo la cabeza.
La vida me enseñó que aquel que quiere confiar sin razón en ti, es aquel que no te quiere para bien.
La vida me enseñó que no importa cuando te des cuenta que mal te han querido, pues siempre el otro será un día por otro juzgado.
Un día abriré el corazón, y no caeré al caminar.
Un día despertaré y sabré que ya no flotan más mentiras en el alma de los hombres, hasta entonces, seguiré errando al confiar.
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